La educación atraviesa una de sus encrucijadas más desafiantes. De un lado, la inteligencia artificial (IA) multiplica posibilidades: personaliza trayectorias, amplía el acceso al conocimiento, automatiza tareas y abre nuevas rutas para aprender dentro y fuera del aula. Del otro, la misma aceleración tecnológica tensiona lo esencial: el vínculo, la escucha, la ética, la salud mental, la construcción de sentido y comunidad. ¿Cómo lograr que la escuela no sea un simple “sistema operativo” que procesa datos, sino una casa común donde se cultive pensamiento crítico, sensibilidad, propósito y ciudadanía? Este libro responde a esa pregunta con una convicción: no hay educación integral sin inteligencia emocional, y no hay innovación educativa sostenible sin un horizonte humanista. A lo largo de sus capítulos, el lector encontrará un mapa claro —y a la vez práctico— para navegar el presente: se reconocen las potencias de la IA, se nombran sus riesgos y, sobre todo, se proponen caminos concretos para tejer lo digital con lo humano. El texto dialoga con aulas reales y con desafíos muy concretos de nuestra región: brechas de acceso, modelos de evaluación descontextualizados, sobrecarga docente, hiperexposición a pantallas, desinformación, polarización y soledad. Pero lo hace desde la esperanza activa: con estrategias, principios orientadores y experiencias que muestran que sí es posible transformar la cultura escolar sin sacrificar la dignidad de estudiantes y docentes.
